Una de las revelaciones más fuertes que he tenido fue cuando entendí, tras un proceso de introspección en la historia de mis heridas y creencias limitantes, que llevaba toda mi vida sin ser auténtico. Pensaba que cuando salí del clóset hace más de 20 años había dado ese paso, pero la verdad es que no había sido del todo así. Esto que cuento es algo que no me habría atrevido a exponer antes precisamente porque estaba viviendo en un constante desvalor por mi falta de autenticidad. Cuando estaba pensando en qué enfoque darle a este proyecto decidí que debía darle mi toque personal y comunicarlo desde mi propia experiencia para que me vieran como realmente soy. Hoy no tengo miedo de desnudar mi alma, pues soy un ser humano que lleva un sendero de autoconocimiento como cualquier otro. Un sendero que me llevó a reencontrarme con mi autenticidad.
Desde muy pequeño mi sexualidad me marcó y me llenó de creencias limitantes, haciéndome querer encajar en una versión de mí mismo completamente ajena a mi ser para adaptarme a los roles impuestos por la sociedad y la cultura. Esto marcó gran parte de mi vida; se tuvieron que alinear muchas cosas para poder abrirme finalmente a mi genuina autenticidad.
Poder vivir mi sexualidad de manera libre fue un paso clave, sin embargo, siempre hubo una sensación de vacío, algo faltaba, sentía que vivía sin pasión. Abrí mi propia empresa de marketing pensando que eso me iba a traer la plenitud que buscaba al tener un proyecto propio, pero la sensación nunca se fue. Hice cursos, terapias, plantas de poder y mucha introspección para encontrar esa misión de vida y la respuesta siempre fue la misma: tu propósito es conectarte con el amor. Fue cuando Rising Star llegó a mi vida y entendí qué era conectar con el amor. Descubrí que mi verdadero don es ayudar a otros en sus procesos de sanación. Vivir el amor a través de la pasión por algo que te mueve el corazón es donde tus dones y talentos salen a la luz. Vivir sin pasión no tiene mucho sentido, pues nunca brillarás.